Desayunos a base de proteínas para mejorar la sensación de saciedad
Que el desayuno es la comida más importante del día, lo sabemos todos. Pero que además desayunar cierto tipo de alimentos puede originar más o menos hambre durante el día, no lo tenemos del todo claro. Y es que por ejemplo, los desayunos muy ricos en proteínas favorecen la sensación de saciedad durante el día y por lo tanto, no tenemos tantas ganas de comer. Los expertos afirman que los que se saltan esta comida tan importante suelen ser los que finalmente padecerán problemas nutricionales y de sobrepeso. En este post vamos a ver cuales son los efectos de las proteínas en el desayuno.
El efecto de las proteínas en el desayuno
Saltarse el desayuno es un hábito alimentario común practicado entre los adolescentes (sobre todo, entre las chicas) que pretenden con ello controlar el aumento de peso. No obstante, el ayuno está asociado a la obesidad. La primera comida del día es fundamental para aportar la energía que necesitan los órganos para desempeñar sus funciones vitales. Además, el tipo de alimentos que se eligen influye en la sensación de vitalidad y en el comportamiento posterior. Incluir alimentos ricos en proteínas en el desayuno tiene efectos en la regulación del apetito. Estos efectos se consiguen a distintos niveles: en las señales del apetito, en la secreción de hormonas que regulan el hambre y la saciedad, y en los nervios que controlan la regulación de la ingesta de energía.
De ello ha dejado constancia un ensayo firmado por el Departamento de Nutrición y Fisiología de la Universidad norteamericana de Missouri. Los participantes -adolescentes- consumieron desayunos con el mismo aporte energético (350Kcal) pero distinta distribución de macronutrientes: 15% de proteínas, 65% de hidratos de carbono y 20% de grasa en los desayunos control; frente a 40% de proteínas, 40% de carbohidratos y 20% de grasa.
Los resultados de este estudio coinciden con otros que muestran que tomar un desayuno con más aporte de proteínas altera de manera beneficiosa las señales de apetito y la regulación de la ingesta. Esto se traduce una disminución del apetito, aumento de la saciedad a lo largo de la mañana y un incremento en la percepción de plenitud durante el día. También se observan otros aspectos comunes: menor apetencia por ?alimentos-capricho? (en general, ricos en grasas y azúcares), y una menor ingesta de bocadillos por la tarde (sobre todo de alimentos ricos en grasas, en comparación con los grupos que omiten el desayuno o eligen uno con menor aporte proteico.
Acampañar nuestros desayunos de frutos secos como las almendras o el muesli puede ser un buen complemento ya que contienen calcio, perfecto para la primera comida del día. Por otra parte, las bebidas vegetales de arroz, avena o soja son fuentes naturales de proteínas vegetales, carecen de lactosa y no contienen conlesterol: un complemente perfecto para el desayuno de los campeones 😉