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Como cocinar el kale de manera fácil y saludable
Cómo cocinar el kale de manera fácil y saludable
El kale, esa hoja verde que parece sacada de un cuento de superalimentos, es más versátil de lo que muchos creen. Para empezar, lo básico: lavarlo bien. Sí, parece obvio, pero entre sus rizos pueden esconderse sorpresas no deseadas. Una vez limpio, puedes cortarlo en trozos o dejarlo entero, según la receta. Si lo que buscas es algo rápido, saltearlo con un poco de aceite de oliva y ajo es una opción infalible. En cuestión de minutos, tendrás un acompañamiento que combina con casi cualquier plato.
Si prefieres algo más crujiente, el kale al horno es tu mejor aliado. Después de lavarlo y secarlo bien (¡esto es clave!), mezcla las hojas con un chorrito de aceite y una pizca de sal. Espárcelas en una bandeja y hornéalas a 180°C durante 10-15 minutos, vigilando que no se quemen. El resultado son chips de kale que podrías devorar en un abrir y cerrar de ojos. Perfectos para picar entre horas sin remordimientos.
Para los amantes de los batidos, el kale crudo es una excelente adición. Combínalo con frutas como plátano, manzana o piña, un poco de agua o leche vegetal, y bate hasta obtener una mezcla homogénea. Si el sabor te parece demasiado intenso, añade un toque de miel o dátiles. Así, tendrás un batido lleno de nutrientes que te hará sentir como si pudieras conquistar el mundo.
¿Tienes dudas sobre el kale? Aquí te las resolvemos
¿El kale crudo es seguro para comer?
Sí, siempre que esté bien lavado. El kale crudo es perfecto para ensaladas o batidos, pero asegúrate de eliminar cualquier resto de tierra o pesticidas.
¿Cómo evitar que el kale quede amargo?
Quitar el tallo central y masajear las hojas con un poco de aceite y sal ayuda a suavizar su sabor. También puedes cocinarlo con ingredientes dulces o ácidos para equilibrar su amargor.
¿Se puede congelar el kale?
Claro que sí. Lávalo, sécalo y córtalo antes de guardarlo en una bolsa hermética. Así lo tendrás listo para usar en cualquier momento, aunque su textura puede cambiar ligeramente.
Recetas rápidas para disfrutar el kale en tu dieta diaria
El kale es como ese amigo que siempre llega con energía y buenas vibras, pero sin agobiarte. Para incorporarlo en tu rutina sin morir en el intento, prueba un batido verde express: solo necesitas un puñado de kale fresco, una manzana verde, medio pepino, un trozo de jengibre y un chorrito de agua de coco. Licúa, sirve y listo. Es como un spa para tus células, pero sin la factura exorbitante. Si prefieres algo más contundente, un salteado rápido de kale con ajo y limón es tu mejor aliado. Calienta un poco de aceite de oliva, añade ajo picado, el kale lavado y troceado, y un toque de limón al final. En menos de 10 minutos, tienes un plato que te hará sentir como un chef estrella.
Para los amantes de lo crujiente, las chips de kale al horno son la opción perfecta. Lava y seca bien las hojas, mézclalas con un chorrito de aceite de oliva y una pizca de sal, y hornéalas a 180°C durante 10-15 minutos. El resultado son unas chips que te harán olvidar las papas fritas. Si buscas algo más original, prueba el kale en tus ensaladas. Combínalo con quinoa, aguacate, tomates cherry y un aderezo de mostaza y miel. Es como una fiesta en tu plato, pero sin los excesos del día después.
Si eres de los que piensa que el kale solo sirve para decorar platos en restaurantes caros, te sorprenderá lo versátil que puede ser. Un omelette de kale y champiñones es ideal para un desayuno rápido. Bate unos huevos, añade kale picado y champiñones salteados, y cocina en una sartén antiadherente. En cuestión de minutos, tendrás un desayuno que te hará sentir como si estuvieras en un brunch de moda. Otra opción es el pesto de kale, que puedes preparar mezclando kale, piñones, ajo, aceite de oliva y queso parmesano en una procesadora. Úsalo para acompañar pastas o untar en pan tostado. Es como el pesto tradicional, pero con un toque de modernidad.
¿Tienes dudas sobre el kale? Aquí te las resolvemos
¿El kale sabe amargo? Depende de cómo lo prepares. Crudo puede tener un sabor fuerte, pero cocinado o mezclado con otros ingredientes, como en un batido, su sabor se suaviza.
¿Se puede congelar el kale? Sí, pero asegúrate de lavarlo, secarlo y trocearlo antes de guardarlo en una bolsa hermética. Así lo tendrás listo para usar cuando lo necesites.
¿El kale es solo para dietas saludables? ¡Para nada! Es un ingrediente que se adapta a cualquier estilo de vida, desde el más fitness hasta el más «me lo merezco».