Me he quedado en paro: ¿cuánto voy a poder cobrar?

Por desgracia, he perdido mi empleo. Estoy en el paro ¿qué tengo que hacer ahora? Mientras las cifras de desempleo oficiales siguen en aumento cada mes. De la misma forma, cada vez hay menos afiliados a la seguridad social. Y aunque va a ser difícil volver a conseguir un nuevo trabajo… no hay que perder la esperanza. Ahora bien, también tenemos derecho a recibir la parte que nos corresponde del paro. En este post te explicamos con detalle la cantidad que te corresponde de paro dependiendo del tiempo que has trabajado y cotizado en la seguridad social:

Qué paro cobrar y durante cuánto tiempo

En el actual contexto de recesión económica que atraviesa España, cada día pierden su empleo unas 1.440 personas y la afiliación a la Seguridad Social sigue cayendo, pues son poco más de 16 millones los ocupados que aún cotizan. Por ello, es conveniente conocer que la cuantía y la duración de laprestación por desempleo que recibe una persona parada dependen del tiempo que ha estado trabajando y cotizando, de lo que ha cobrado mientras estuvo en activo y de la cantidad de hijos que tiene a su cargo.

La prestación por desempleo es gestionada y abonada por el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) y se percibe tras la pérdida involuntaria de un empleo, en función de las cotizaciones realizadas durante los periodos trabajados. Así, cuando una persona se queda sin trabajo y encuentra dificultades para obtener otro, tiene derecho a una serie de ayudas económicas, siempre que cumpla una serie de requisitos. Pero, ¿a qué prestación y durante cuánto tiempo tiene derecho un parado?

1. Si el solicitante de la prestación ha trabajado menos de un año

  • Cuando el demandante de empleo ha estado trabajando durante menos de un año, debe cumplir ciertas condiciones para acceder a la prestación:
    • Ha de estar en situación legal de desempleo.
    • No puede percibir ningún tipo de renta que sea superior al 75% del SMI (Salario Mínimo Interprofesional). El SMI para 2013 se sitúa en 645,30 euros mensuales, lo que significa que el parado no recibe unos ingresos superiores a 483,98 euros al mes.
    • Si tiene cargas familiares, debe tener cotizados, al menos, tres meses a la Seguridad Social. Se entiende por responsabilidades familiares tener cónyuge o algún hijo menor de 26 años o mayor con discapacidad, o menor acogido, a su cargo. En este sentido, la suma de los ingresos mensuales obtenidos por todos los miembros de la unidad familiar, dividida entre el número de personas que la componen no debe superar los 483,98 euros.
    • Si carece de cargas familiares, ha de tener cotizados un mínimo de seis meses a la Seguridad Social.
    • Tiene que suscribir un compromiso de actividad por el que el demandante de empleo debe buscar de forma activa trabajo y participar en acciones específicas de orientación, formación o inserción profesional para incrementar su capacidad de empleo.
  • Cuál es la cuantía de la prestaciónLa percepción económica por desempleo es el 80% del IPREM (Indicador Público de Renta de Efectos Múltiples), que para 2013 se sitúa en 532,51 euros al mes. Así, durante este año, cada desempleado percibe 426,00 euros mensuales, una cantidad que se actualiza cada año.
  • Qué duración tiene la prestación
    • Si el desempleado ha cotizado tres, cuatro o cinco meses y tiene responsabilidades familiares, le corresponden tres, cuatro o cinco meses, respectivamente, de prestación.
    • Si el parado cotizó seis meses y no tiene cargas familiares, le corresponden seis meses de prestación; pero, si tiene responsabilidades familiares y cotizó seis meses, disfrutará de 21 meses de prestación.

2. Si el desempleado ha trabajado un año o más

  • Cuando el demandante de empleo que ha trabajado un año o más, tiene quecumplir varias condiciones para optar a la prestación:
    • Debe encontrarse en situación legal de desempleo.
    • Ha de estar afiliado y en situación de alta o asimilada al alta en laSeguridad Social en un régimen que contemple la prestación por desempleo.
    • Debe tener cotizados, al menos, 360 días en los seis años anteriores a la situación legal de desempleo.
    • Tiene que suscribir un compromiso de actividad y acreditar disponibilidad para buscar de manera activa empleo y para aceptar una colocación adecuada.
    • No puede haber cumplido la edad ordinaria para jubilarse.
  • Cuál es la cuantía de la prestaciónLa cantidad de la prestación está en función de la base reguladora que se tuvo mientras se trabajó. Así, el importe diario es el 70% de la base reguladora durante los seis primeros meses de derecho y el 50% a partir de dicho periodo.Hay unas cuantías mínima y máxima de la prestación, en función del número de hijos a cargo y del IPREM (Indicador Público de Renta de Efectos Múltiples) existente cuando se inició la prestación (en 2013 equivale a 532,51 euros mensuales).
    1. Cuantía mínima de la prestación:
      • Cuando el desempleado no tiene hijos a su cargo, la prestaciónno puede ser inferior al 80% del IPREM incrementado en 1/6. Así, el importe mínimo mensual es de 497,00 euros.
      • Si el parado tiene uno o más hijos a su cargo, la prestaciónnunca podrá ser menos del 107% del IPREM, más 1/6. En este caso, la cantidad mínima de la prestación es de 664,74 euros mensuales.
    2. Cuantía máxima de la prestación:
      • Si el parado no tiene hijos a su cargo, la prestación no puede ser superior al 175% del IPREM incrementado en 1/6. Así, el importe máximo mensual es de 1.087,20 euros.
      • Si el desempleado tiene un hijo a su cargo, la prestación no puede ser superior al 200% del IPREM incrementado en 1/6. En este caso, la cuantía máxima mensual es de 1.242,52 euros.
      • Cuando el parado tiene dos o más hijos a su cargo, la prestaciónno puede exceder del 225% del IPREM, incrementado en 1/6. Así, el importe máximo de la prestación es de 1.397,83 euros mensuales.Se consideran hijos a cargo los menores de 26 años, o mayores con discapacidad, que convivan con el desempleado y no tengan rentas superiores a 645,30 euros al mes. De cualquier forma, a la cantidad bruta de la prestación se le aplican, en su caso, descuentos de la Seguridad Social y del IRPF.
  • Qué duración tiene la prestaciónLa duración de la prestación se calcula en función de las cotizaciones realizadas en los últimos seis años anteriores a la situación legal de desempleo, siempre que no se hayan tenido en cuenta para una prestación anterior, de acuerdo con la siguiente escala:
    • Si se ha cotizado entre 360 y 539 días, se tiene derecho a 120 días de prestación.
    • Si se cotizó entre 540 y 719 días, se tendrá prestación durante 180 días.
    • Al cotizar entre 720 y 899 días, corresponden 240 días de prestación.
    • Cuando se cotiza entre 900 y 1.079 días, se disfrutará de 300 días de prestación.
    • Si se cotiza entre 1.080 y 1.259 días, se tiene derecho a 360 días de prestación.
    • Cuando se cotiza entre 1.260 y 1.439 días, corresponden 420 días de prestación.
    • Al cotizar entre 1.440 y 1.619 días, se tendrá prestación durante 480 días.
    • Si se ha cotizado entre 1.620 y 1.799 días, se puede disfrutar de 540 días de prestación.
    • Cuando se cotiza entre 1.800 y 1.979 días, se tendrá prestación durante 600 días.
    • Al cotizar entre 1.980 y 2.159 días, se tiene derecho a 660 días de prestación.
    • Si se ha cotizado durante 2.160 días (es decir, seis años) o más, se tiene derecho a 720 días (dos años) de prestación.

Documentación necesaria para acceder a la prestación

Para poder acceder a la prestación por desempleo, el parado debe presentar la siguiente documentación:

  1. El modelo de solicitud. El impreso incorpora la declaración de rentas de la persona solicitante y de los familiares que convivan con ella o estén a su cargo, los datos de domiciliación bancaria, el compromiso de actividad y la autorización de petición de información a la AEAT (Agencia Tributaria).
  2. La identificación del solicitante y de los hijos que estén a su cargo y figuren en la solicitud. Se trata de aportar el Libro de familia, el DNI o el NIE (Número de Identidad de Extranjeros) de todos ellos.
  3. El certificado de empresa, en el que se acredite la situación legal de desempleo. Si el certificado no fuera suficiente para hacerlo, deberá aportarse algún otro documento que la demuestre.
  4. Si la entidad gestora lo solicita, hay que aportar un justificante de las rentas.
  5. Puede serle requerida documentación adicional.

Dónde y cuándo presentar la documentación

Las solicitudes, tanto de quienes han trabajado más de un año, como de los que han hecho menos, se pueden presentar en la Oficina de Empleo que corresponda, a través de la página web del SEPE (Servicio Público de Empleo Estatal), o en una Oficina de Correos.

Hay un plazo de 15 días hábiles, que se cuenta desde que se produce la finalización del contrato. Si la empresa ha abonado vacaciones por no haberlas disfrutado con anterioridad al cese, la solicitud debe presentarse en el plazo de los 15 días hábiles siguientes a la finalización de ese periodo equivalente a las vacaciones.

En cualquier caso, la persona desempleada debe facilitar al SEPE y a los Servicios Públicos de Empleo autonómicos un domicilio físico a efectos de notificaciones y comunicaciones. Cuando no quede garantizada la recepción de las comunicaciones en la dirección dada, hay que proporcionar los datos necesarios para realizarla por medios electrónicos.

Para obtener más información se puede acudir a las oficinas del SEPE o llamar al número de teléfono de atención al ciudadano 901 11 99 99.

Y para lo que llevan en paro desde hace más de dos años, seguirán teniendo el subsidio extraordinario de desempleo de los 400€. Aunque las medidas de recortes del gobierno han afectado directamente a estas prestaciones, el subsidio extraordinario sigue intacto.  Esta ayuda de 400 euros se podrá percibir durante un periodo máximo de 6 meses. Si en este periodo de tiempo el beneficiario encuentra un trabajo, dejará de cobrar el subsidio. Podrá cobrar la parte restante si vuelve a quedarse en paro.

Mismo alimento, diferente proporción

 

 

En casa intentamos todo lo que podemos mantener una alimentación variada, aunque muchas veces sea más complicado de lo que nos gustaría. Para aquellos que intentan racionar ciertos alimentos por su alto contenido en grasas o en azúcares, tienen que tener en cuenta que muchos alimentos «no son lo que parecen». Aquí te dejamos unos ejemplos entre alimentos que parecen muy similares, con los mismos componentes pero que en realidad, no es así. ¡Que no nos engañen!

La Pirámide de la Alimentación Saludable, el icono gráfico más reconocido que sugiere un modo -en cantidad y frecuencia de consumo- de alimentación sana, recoge en su vértice los alimentos, que por su particular composición, son superfluos e innecesarios en el contexto de una dieta diaria. Este grupo lo conforman alimentos distintos en su origen y elaboración, pero con nexos nutricionales en común: son muy azucarados y/o muy grasos.

En él se incluye todo tipo de productos dulces y similares o equivalentes (bollería, repostería, refrescos, chocolates, golosinas, incluso ciertos cereales de desayuno), snacks dulces y salados, salsas y cremas grasas (mantequilla, margarina, mayonesa), embutidos y productos de charcutería grasos, etc. La duda para muchos consumidores radica en otros alimentos que, aunque parecen equivalentes a los productos más básicos de su mismo grupo, tienen una composición nutritiva diferente. Una composición que, en algunos casos, cabe tener en cuenta para no distorsionar la calidad de la dieta.

  • Panes de molde. Los ingredientes del pan del día son harina, agua, levadura y sal. Los panes de molde en general, para que resulten tan jugosos y se conserven sin endurecerse y sin enmohecerse durante días o incluso semanas, llevan otros ingredientes además de los básicos. Entre ellos se incluyen azúcares, aceites vegetales y vinagre, además de diversos aditivos emulsionantes, conservantes y correctores de acidez.
  • Mermeladas. Entre unas marcas y otras puede haber diferencia de hasta un 20% en contenido de azúcares añadidos. Una mayor adición de azúcares va en detrimento de la calidad gastronómica y nutricional del producto, ya que estos edulcorantes sustituyen a la fruta.
  • Yogures azucarados. El mejor consejo es optar por los yogures naturales, de modo que se pueda endulzar según el gusto particular. Este gesto permite reducir el azúcar que se añade de manera paulatina con el fin de educar al paladar hasta acostumbrarlo al sabor natural. Los yogures «edulcorados» o «sin azúcares añadidos» tienen un sabor más artificial, por lo que no se acostumbra al paladar a un gusto más natural.
  • Chocolates. En estos alimentos, como en el resto, los ingredientes aparecen en orden decreciente según la cantidad añadida. Los hay que llevan cacao en primer lugar (éstos serán, en principio, más naturales), mientras que en otros el azúcar es el primer ingrediente de la lista. También están los que sustituyen el azúcar por fructosa que, para conocimiento del consumidor, a efectos de calorías es lo mismo. Es por eso que la opción más saludable a la hora de escoger el chocolate es la de aquellos en los que el cacao ocupe el primer puesto, y no el azúcar o la fructosa.
  • Embutidos y fiambres. Un vistazo a la lista de ingredientes permite distinguir qué marcas son preferidas entre otras por incluir más cantidad de carne y menos grasa y aditivos. No obstante, el consumidor se puede llevar una sorpresa al leer con detenimiento los ingredientes y descubrir que distintos productos (mortadelas, chóped, salchichas) que compra llevan los mismos ingredientes. La diferencia radica en el orden en el que se han añadido y en el mayor o menor contenido en aditivos.
  • Patés de hígado de cerdo. En algunas marcas y variedades, el tocino es el ingrediente más abundante, y no el hígado, como cabría esperar. El hígado es un producto rico en colesterol pero con apenas grasa, mientras que el tocino, además de colesterol destaca por su contenido en grasa saturada. El perfil nutricional de los patés con más tocino es peor en tanto que proporcionan más calorías y más grasas, aun cuando son, en ambos casos, alimentos de consumo ocasional y prescindibles en una dieta cotidiana.

Lo más importante para mantener una dieta equilibrada sigue y seguirá siendo siempre controlar las proporciones de lo que comemos. Y por mucho que nos presenten un plato exquisito y sabemos que es igual de graso que bueno, lo importante es no privarse de nada, pero sí controlando las proporciones.

Y ¿cuánto podríamos decir que es una porción «razonable»? Numerosos especialistas han llegado a la conclusión de que, por ejemplo, la cantidad diaria máxima de pan de molde es de 1 rebanada diaria. De chocolate, una onza y de embutidos unos 40 o 50 gramos al día como máximo.

Verdades y mentiras sobre los antibióticos

Existen numerosas ideas preconcebidas acerca del tratamiento con antibióticos. Son uno de los medicamentos más efectivos para numerosas enfermedades, pero son medicamentos que no hay que tomarse a la ligera y que no se pueden tomar para calmar cualquier dolencia. Además de tener que estar estrictamente recetados por un médico, se tienen que tomar las dosis estrictamente necesarias para el tratamiento. De la misma forma, no se pueden mezclar con bebidas alcohólicas. En este post vamos a ver algunas de las mentiras y verdades acerca de la toma de antibióticos.

«Prohibido el alcohol con los antibióticos»

Verdadero. Es cierto que en determinados casos el alcohol y los antibióticos pueden interaccionar y disminuir la eficacia del fármaco o provocar a efectos secundarios. De todas maneras, la recomendación es rigurosa en casos concretos, como para el metronidazol y algunas cefalosporinas que si se ingieren con alcohol pueden provocar una reacción con sudoración, vómitos y dificultad respiratoria. En otros casos, como ocurre con la eritromicina y la doxiciclina, el alcohol puede disminuir su efecto. En general, es de sentido común no tomar alcohol con los antibióticos, pero no puede afirmarse de forma estricta que sea contraproducente en todos los casos. En caso de duda, el prospecto del medicamento puede aportar más información.

«Antibióticos: producen cansancio y pérdida de apetito»

Falso. Es una creencia muy popular, pero no es cierta. Es verdad que cuando se toman antibióticos se pierde un poco el apetito y se está cansado, pero la culpa no la tienen los medicamentos, sino los gérmenes que causan la infección. Por otra parte, también se cree que el consumo de antibióticos puede ocasionar un aumento de peso; se utilizan en animales de ganadería bajo un estricto control con el fin de mejorar sus rendimientos, ya que facilitan el crecimiento y engorde, y no hay razones para creer que este mismo fenómeno se pueda producir en los seres humanos. Además, parece que el medicamento varía la absorción de alimentos y el metabolismo al alterar el equilibrio de la flora intestinal. Algunos datos también sugieren que pueden interferir en determinadas hormonas que intervienen en el proceso del apetito, aumentándolo.

«Los antibióticos pierden eficacia con el uso continuado»

Verdadero. Esta aseveración es completamente cierta: el uso continuado de antibióticos provoca una selección natural de gérmenes que de forma progresiva se hacen más resistentes. Las personas que toman antibióticos con frecuencia necesitan cada vez más fármacos de mayor potencia para combatir las infecciones. El problema es que no afecta solo al sujeto en particular, sino a toda la población, ya que estas cepas que se hacen resistentes son las que acaban por predominar. En caso de que se necesite tratamiento antibiótico con frecuencia, es conveniente no utilizar siempre el mismo y cambiar de vez en cuando. Siempre bajo control facultativo.

 

Como hemos visto, los antibióticos pueden ser el mejor (y casi el único) remedio para muchas enfermedades en las que enfermamos por un virus. Pero la realidad es que una de cada dos personas toman antibióticos cuando no los necesitan realmente. Los antibióticos no son remedios para curar una fiebre o un resfriado ya que los microbios se hacen cada vez más resistentes a los antibióticos y con el paso del tiempo tienen cada vez menos eficacia.

Diez consejos para conducir de forma eficiente

La mayoría de los coches que circulan hoy en día aunque comprados nuevos o en perfecto estado, terminan degradandose mucho más rápidamente de lo que deberían por el mal uso del mismo. Ya sea por una conducción demasiada agresiva, o por la falta de mantenimiento del mismo pagamos las consecuencias de nuestros actos mucho antes de lo que deberíamos. Lo interesante, es que además de mejorar el estado de nuestro vehículo, una conducción más eficiente nos ayuda a cuidar el medio ambiente (contaminando menos) y a la vez, nuestro bolsillo. Los expertos en conducción eficiente señalan 10 consejos:

1. Hacer un uso adecuado de las marchas: el IDAE recomienda circular en la marcha más larga posible. El conductor eficiente debe encender el coche (sin embragar ni acelerar), meter la primera marcha, acelerar de forma suave y cambiar a segunda a los dos segundos o a unos seis metros de trayecto recorrido, porque es la que más consume. Después, hay que subir de marchas hasta la quinta desde los 50 km/h, en coches de pequeña y media cilindrada, y 60 km/h, en los de gran cilindrada. Esto no significa llevar el coche ahogado, porque podría ocurrir alguna avería a la larga. Si para mantener la velocidad hace falta pisar el acelerador más de las dos terceras partes de su recorrido, el vehículo no va bien y hay que bajar de marcha. Lo idóneo es ir entre 2.000 y 2.500 rpm en los motores de gasolina y entre 1.500 y 2.000 en los motores diésel.

2. Meter bien el embrague: su mal uso está muy extendido. No hay que utilizarlo para frenar ni para encender el motor, y en cuanto a la transición de marchas, debe ser rápida, sin bajar más de 400 rpm en el cambio.

3. Mantener una velocidad uniforme: acelerar y frenar de forma constante no es bueno para el vehículo y consume mucho combustible. Tampoco hay que abusar de la velocidad, porque el consumo se dispara a partir de los 100 km/h.

4. Anticiparse a las situaciones y utilizar el freno motor: hay que adaptarse con antelación a las condiciones de la carretera. No hay que frenar cuando quedan dos metros, sino aprovechar la inercia y frenar suave. También es importante reducir con las marchas engranadas (freno motor). No se debe bajar una pendiente en punto muerto, porque consume combustible y es peligroso (desgasta los frenos). Antes de entrar en una curva, hay que levantar el pie del acelerador y, si fuera necesario, reducir de marcha. Una vez en la curva, se debe mantener la velocidad con el pie estable en el acelerador. En las caravanas es mejor circular sin acelerones ni frenadas. Con una marcha engranada, sin pisar el acelerador y a una velocidad superior a 20 km/h, no hay consumo de carburante.

5. Mantener una temperatura en el interior del vehículo adecuada: en verano se puede ir a 23-24ºC y en invierno ir más abrigados. No hay que abrir las ventanillas a alta velocidad, porque se produce una mayor resistencia al aire y un mayor consumo de carburante, ni abusar del aire acondicionado o climatizador, uno de los equipos accesorios que más consume.

6. Tener los neumático siempre preparados: las ruedas son responsables de hasta el 20% del consumo de combustible. Su falta de presión aumenta el gasto y es causa importante de accidentes, según el IDAE. Los fabricantes recomiendan revisar la presión una vez al mes. Lo apropiado son los neumáticos de calificación energética A, que ahorran combustible (medio litro por cada cien kilómetros en un coche con un consumo de siete litros por cada cien kilómetros, según un informe del Real Automóvil Club de Cataluña RACC y Michelin), ofrecen más seguridad y generan menos ruido y contaminación.

7. Realizar los mantenimientos periódicos: mantener los niveles y filtros ahorra combustible y reduce las emisiones contaminantes, mientras que detectar posibles fallos puede evitar averías más graves.

8. No sobrecargar el vehículo: llevar más peso del necesario o distribuir mal la carga incrementa el consumo. Tener una baca con equipaje puede aumentar el gasto hasta un 39% a una velocidad de 120 km/h.

9. Apagar el motor: un coche detenido con el motor encendido consume hasta 0,7 litros/hora. Si se está parado más de dos minutos (si el automóvil tiene más de diez años, menos de dos minutos), hay que apagarlo, una práctica que se puede hacer de forma frecuente sin perjudicar el motor, según el IDAE.

10. Elegir un coche que priorice la conducción ecológica: algunos modelos incorporan tecnologías que reducen el consumo de combustible, optimizan el cambio de marchas, paran el motor cuando se detiene el vehículo, etc. Y no hay que obsesionarse por el diésel. Hay motores de gasolina con consumos de cinco litros a los 100 km que un diésel no puede igualar.

La práctica habitual de estos consejos nos permitirían ahorrar en combustible hasta un 25%, aunque lo más normal es entre un 10% y un 20%, según expertos en automoción. Una conducción más eficiente y segura reduce los costes de mantenimiento o reparaciones y mejora el confort durante la conducción y la seguridad. Importante, ¿no?

Perder peso de donde se necesita

La acumulación excesiva de grasa, localizada en unas zonas determinadas del cuerpo, puede provocar la aparición de irregularidades (celulitis) y desproporciones (papada, michelines, cartucheras, etc.). Cuando estas alteraciones estéticas no desaparecen con dietas o ejercicio físico ni con tratamientos cosméticos estéticos o médicos, se recurre a la cirugía estética. Hoy en día, mediante procedimientos quirúrgicos de alta precisión que se realizan utilizando tecnología avanzada, es posible esculpir la figura evitando las incisiones traumáticas, los puntos de sutura y las grandes cicatrices.

Estos procedimientos permiten eliminar depósitos de grasa que deforman la silueta y reducir la flaccidez de las zonas tratadas en una sesión de poco más de una hora. Habitualmente se practican bajo anestesia local y no requieren hospitalización. Por norma general, se puede hacer vida normal al día siguiente de la intervención. El proceso de remodelación corporal consiste en «bombardear» los depósitos de grasa que precisan tratamiento con la energía que genera un aparato tecnológicamente avanzado.

La energía atraviesa la piel, llega al tejido graso y, además de desintegrar parte de los excesos de grasa seleccionados, provoca una contracción de la piel (efecto lifting) capaz de atenuar la flacidez. Las clases de energía más utilizadas son la ultrasónica, la láser y la radiofrecuencia. Dependiendo del caso, se usa una forma u otra o se combinan entre sí. El proceso de desintegración de la grase es muy preciso. Mediante un escáner corporal de alta precisión que permite visualizar el interior de las zonas que hay que tratar y conocer su estado, se determina la cantidad de grasa que es necesario eliminar de cada zona para obtener un buen resultado. Parte de la grasa disuelta se expulsa gradualmente por las vías fisiológicas, y el resto, introduciendo en la zona tratada (a través de una incisión milimétrica que no precisa puntos de sutura) un dispositivo que elimina los depósitos de grasa antiestéticos que hayan podido resistirse a la acción de la energía, y el excedente de grasa que el organismo no puede expulsar.

Finalmente, sobre las zonas de donde se ha extraído la grasa, se efectúa un masaje específico con un rodillo motorizado que actúa homogeneizando la superficie de la piel. Por seguridad y para obtener buenos resultados, es condición indispensable que la técnica sea aplicada por un cirujano especialista y en un ámbito hospitalario. Antes de someterse a la intervención es necesario realizar una visita diagnóstica con el fin de destacar cualquier tipo de contraindicación, conocer los pormenores del método, sus alternativas, las posibles molestias y complicaciones y saber lo que se puede conseguir.

El precio varía en función del números de zonas que sea necesario tratar. La visita diagnóstica cuesta 30 euros y la intervención oscila entre los 2.000 y los 3.000 euros. Los departamentos de atención al paciente de las distintas unidades que realizan este procedimiento ofrecen sistemas de financiación que ponen el tratamiento al alcance de todos los bolsillos.

También puedes probar tú mismo, desde tu casa, un tratamiento con láser para eliminar y prevenir la celulitis antes de ir a cualquier clínica.