Limpiar las pantallas planas de los televisores

Por su delicadeza y precio, la limpieza de nuestras pantallas  de LCD, plasma o LED requieren cuidados especiales a la hora de limpiarlos. Desde hace unos años, estos televisores están sustituyendo a los aparatos de tubo por su calidad e imagen pero son más delicados a la hora de limpiar. Existe ciertos métodos para limpiar el polvo de estas pantallas y quitar las manchas.

Limpiar el polvo de las pantallas de LCD, plasma o LED

Las pantallas de los ordenadores y de televisores de LCD, plasma o LED representan un salto de calidad con respecto a los viejos aparatos de tubo y rayos catódicos. Pero esa mayor calidad viene acompañada de la necesidad de ser más cuidadosos en su limpieza. La superficie exterior de las pantallas antiguas eran de vidrio y se limpiaban de forma sencilla, con paños húmedos y, a lo sumo, con productos específicos para limpiar cristales. Pero en el caso de las modernas, hace falta tener en cuenta algunas recomendaciones.

La limpieza más superficial consiste en quitar el polvillo que se acumula sobre la pantalla. Conviene situar el aparato en sitios alejados de las corrientes de aire, para reducir el polvo, pero es inevitable que se ensucie, por lo cual conviene limpiarlo de forma periódica.

Para ello, se recomienda el uso de paños de microfibra (muchos fabricantes incluyen uno en la caja del televisor) o pequeñas brochas de cerdas muy suaves. En el mercado, se consiguen incluso algunas con propiedades especiales contra la electricidad estática, que procuran que las partículas de polvo no queden adheridas a la pantalla sino al pincel.

Quitar las manchas de las pantallas de los televisores

Pero la limpieza del polvo a menudo no es suficiente, puesto que en la pantalla quedan marcas tras tocarla con los dedos o por algún otro motivo. Por ello, es necesario una limpieza más profunda, para la cual se debe emplear alguna sustancia líquida. Existen productos específicos, pero en general sus precios son bastante elevados y se pueden sustituir por soluciones más caseras e igual de confiables.

La forma más básica es emplear un paño de microfibra humedecido en agua destilada. El agua destilada es muy recomendable, en lugar del agua de grifo, debido a que esta incluye partículas de cal y otros sedimentos imposibles de detectar por la vista o el tacto, pero que sí pueden afectar a superficies tan sensibles como las de LCD, plasma o LED.

La manera correcta de hacerlo es empapar el paño en el líquido, luego escurrirlo bien y al final pasarlo por la pantalla en líneas rectas, verticales (siempre hacia abajo, para que la gravedad colabore con la limpieza) u horizontales (aunque siempre empezando por la parte superior).

Esta tarea también se puede realizar con un papel higiénico plegado varias veces y bien escurrido y, luego, secar con un papel de cocina, que es más rugoso y resistente. Sin embargo, al hacerlo, es habitual que queden pedacitos de papel o motas de polvo sobre la pantalla, por lo cual lo más recomendable es el empleo de los paños de microfibra, similares a los que se utilizan para limpiar los cristales de las gafas.

Lo que nunca se debe hacer es rociar o pulverizar líquido de manera directa sobre el aparato, ya que podría introducirse por las pequeñas ranuras y causar daños que alteren la calidad de la imagen. En los ordenadores portátiles puede también perjudicar a los circuitos internos y alterar la pantalla y el funcionamiento general del equipo.

En general, las pantallas deben estar apagadas y, en lo posible, desenchufadas de la red eléctrica. Esto no solo evita riesgos innecesarios, sino que, además, la uniformidad de la pantalla negra permite detectar con más sencillez las manchas, huellas y otras marcas de suciedad.

Gracias a los paños de microfibra y un poco de agua destilada, los televisores pueden quedar limpios y sin manchas sin causar daños ni alterar la calidad de la imagen. Eso sí, es primordial que los aparatos que vayamos a limpiar estén apagados y desenchufados de la corriente eléctrica.

¿Cómo bajar el colesterol?

Existen 10 alimentos eficaces para bajar reducir el colesterol. Alimentos como la avena, cebada y otros granos integrales, legumbres, berenjena o frutos secos son llamados alimentos anti-colesterol. Una lista de Harvard Medical School enumera los alimentos que ayudan a combatir el colesterol y podemos encontrar algunos como las nueces y el pescado azul a otros alimentos menos reconocidos como la berenjena, la avena, la okra y algunas frutas. 

Los diez alimentos «anticolesterol»

Avena, cebada y otros granos integrales, las legumbres, la berenjena y la okra, los frutos secos, los aceites vegetales (se podría destacar el aceite de oliva), frutas como manzanas, uvas, fresas y cítricos, la soja, el pescado graso y, en caso preciso, los alimentos enriquecidos con esteroles y estanoles y los suplementos de fibra se incluyen en la lista de los alimentos «anticolesterol». El mayor interés para el consumidor es conocer los componentes de los alimentos y los modos por los que estos son capaces de reducir el colesterol plasmático y, al mismo tiempo, aprender maneras de consumirlos, con el fin de integrarlos de forma habitual en los menús diarios.

  • La avena. Aúna en su composición un conjunto de sustancias cuyo efecto ha demostrado la reducción de las tasas de colesterol plasmático: grasas insaturadas (no mucha cantidad, pero sí de buena calidad, como el ácido graso esencial linoleico), avenasterol, fibra y lecitina. El avenasterol es un fitosterol con capacidad de disminuir la absorción de colesterol en el intestino, al igual que la lecitina.

Ideas para consumir avena: la forma tradicional de comer avena es en copos, mezclada con frutas, leche o yogur. Los copos de avena sirven también para espesar cremas y purés y para dar sabor y consistencia a una sopa de verduras.

  • La cebada. La cebada comparte con la avena su riqueza en un tipo de fibra soluble, los betaglucanos, que han demostrado ser eficaces en la reducción del colesterol-LDL, el perjudicial. Los efectos hipocolesterolemiantes del consumo de avena o cebada como alimento han sido poco evaluados; sí está más estudiado el efecto de los concentrados de betaglucano. Nuevas investigaciones se centran en el tocotrienol, una forma de vitamina E con potente efecto antioxidante, localizado en las cáscaras de los granos de cebada, avena y arroz, en este último cereal integral, es más abundante. Los ensayos clínicos con sendos compuestos se han realizado en forma de complemento dietético, no como alimento, si bien los consumidores habituales de arroz integral, de avena y de pan integral o de salvado, se beneficiarán de estos efectos.

Ideas de platos con cebada: a la cebada en grano se le puede dar el mismo tratamiento culinario que al arroz, aunque le cuesta más cocerse. Algunas propuestas para probar este saludable cereal son una menestra de verduras salteada con cebada, en ensalada con arroz salvaje, calabacín y bonito o en sopa con lentejas.

  • Las legumbres. Algunos fitoquímicos de las leguminosas están implicados de forma directa en la reducción del colesterol sérico y en la prevención de la formación de la capa de ateroma que degenera en enfermedades cardiovasculares. Las lectinas favorecen el transporte de colesterol sanguíneo y su metabolismo y reducen así el riesgo de acumulación en las paredes de las arterias. Las saponinas disminuyen la absorción de colesterol en el tracto digestivo, por lo que su aportación también es beneficiosa. Además, las legumbres tienen fibra e isoflavonas con efectos positivos demostrados en las dislipemias.

Ideas para consumir legumbres: en ensalada, en sopas, cremas, en forma de paté vegetal como el humus elaborado con garbanzos, guarnición de carnes o pescados.

  • La berenjena, la okra y frutas como manzanas, uvas, fresas y cítricos. El efecto hipocolesterolemiante de estos vegetales se debe en parte a su aporte de fibra, un compuesto que limita y retrasa la absorción intestinal del colesterol, al favorecer la mezcla con los ácidos biliares y que el conjunto se elimine por las heces. La okra es una hortaliza poco o nada conocida en nuestro entorno, que destaca por su riqueza en fibra soluble y mucílagos. Se come cocida, cruda en ensalada o deshidratada.
  • Los frutos secos, en particular las nueces. Las nueces suponen un aporte interesante de ácido alfa-linolénico, que el organismo transforma en ácidos grasos omega-3 y contiene también fitosteroles, ambos reconocidos por su papel en la reducción del colesterol.

Ideas para consumir frutos secos a diario: además de comer un puñado de nueces a diario (4-6 unidades), hay otras formas apetitosas de incorporar y alternar los frutos secos a la dieta: añadirlos a las ensaladas, a platos de arroz, pasta y cuscús, probar las cremas de untar de frutos secos (cacahuete, avellana, semillas de sésamo), preparar dulces y postres que los lleven (bizcochos, magdalenas, compotas).

  • Los aceites vegetales, entre los que destaca el aceite de oliva. Este último es rico en ácidos grasos monoinsaturados (ácido oleico), vitamina E y fitosteroles, todos ellos compuestos cardioprotectores.

Idea sana: disponer en la despensa siempre de una botella de aceite de oliva virgen extra, el tipo de aceite de mayor calidad nutricional, y emplear un poco cada día para aliñar las ensaladas y las verduras, acompañar al pan tostado del desayuno, etc.

  • La soja. El consumo habitual de soja como leguminosa (o como aceite) aporta una cantidad significativa de grasa de alta calidad nutricional -ácido linoléico y oleico-, lecitina e isoflavonas con repercusiones beneficiosas para el organismo por su eficacia reductora del colesterol sérico. Las isoflavonas, en especial la genisteína, una de las más abundantes en la soja, han demostrado ejercer una acción inhibitoria de la agregación plaquetaria y una actividad antioxidante sobre las lipoproteínas de alta densidad (LDL), lo que ayuda en la disminución del colesterol plasmático.

Ideas para consumirla: la soja en grano se puede preparar hervida o guisada, como cualquier legumbre. A partir de ella se obtienen multitud de derivados como los brotes germinados de soja, la bebida de soja, el tofu, el tempeh, el tamari o salsa de soja, el seitan -que por su aspecto se conoce como «carne vegetal»- o el miso o pasta fermentada, elaborada con las semillas de soja y que da sabor y cuerpo a sopas o cremas.

  • El pescado graso. Los pescados azules tienen de media unos diez g de grasa rica en ácidos grasos poliinsaturados de la serie omega-3, como el DHA (docosahexaenoico) y el EPA (eicosahexaenoico), reconocidos por su capacidad para disminuir los triglicéridos plasmáticos, aumentar la vasodilatación arterial, reducir el riesgo de trombosis y la tensión arterial. Todos estos efectos se postulan como protectores de las enfermedades cardiovasculares. No obstante, su efecto sobre los niveles de LDL-colesterol y HDL-colesterol depende del tipo de paciente y de sus niveles iniciales de colesterol.

Ideas para ingerir omega-3: los expertos nutricionistas aconsejan un consumo de pescado azul fresco de dos a tres veces por semana, de 140 g por ración por persona y día. Es obligada la presencia en los menús semanales de pescados azules como las sardinas, boquerones o anchoas, atún, bonito, salmón, verdel o chicharro.

 

Muchos españoles sufren de exceso de colesterol. Es un tema muy recurrente en nuestra sociedad. El exceso de colesterol, denominado hipercolesterolemia, puede causar problemas en el salud coronaria y puede ser un factor de riesgo de infarto e ictus, también causando problemas vasculares. Para ello, es preferible tomar los alimentos aliados que por su composición química y en función de su consumo y cantidad ayudan a reducir el colesterol.

¿Cómo tener una piel sana y protegida?

Una de nuestras preocupaciones, en nuestro día a día, es la protección de nuestra piel y sanearla al máximo. Llega el verano y con el sol y la sequedad se nos estropea y se seca. Existen muchos productos cosméticos y dermatológicos que pueden ayudar a sanear y proteger nuestra piel, pero puede resultar más eficaz si se combina con productos antioxidantes.

Alimentos para la piel: una lista que comienza con el agua

Una lista de alimentos para la piel identifica a los que son beneficiosos para el organismo y ayudan a cuidar la piel desde el interior. Esta es la idea que prevalece en las investigaciones dermatológicas, clínicas y dietéticas, que buscan utilizar vitaminas, aminoácidos, ácidos grasos insaturados, antioxidantes y oligoelementos que nutran y oxigenen la piel, que la tersen, pero no a base de tratamientos tópicos sino internos.

Es evidente el papel de la alimentación -en particular, de ciertos antioxidantes- en el cuidado de la piel sana, así como su papel protector ante el fotoenvejecimiento. De hecho, la piel, en sus distintos estratos, contiene dispersos un grupo de antioxidantes protectores, tanto enzimáticos (glutatión peroxidasa, superóxido dismutasa y catalasa) como no enzimáticos (distintas formas químicas de la vitamina E o tocoferol, vitamina C o ácido ascórbico, ubiquinol -la forma más activa de la coenzima Q10-, carotenoides, beta-caroteno, luteína, zeaxantina, licopeno, etc.). Por ello, con la selección de alimentos se busca una dieta regenerativa que incluya los nutrientes y antioxidantes que procuran una piel sana. Todos ellos están en la lista de alimentos que se presenta a continuación.

1. El agua. El primero que debe incluirse, aunque muchos no lo contemplen como un alimento en sí mismo, es el agua. Conviene que el agua esté depurada. Se puede optar por habituarse a ingerir agua mineral o adquirir algún método de filtrado y depuración del agua. No hay que olvidar que en algunas frutas (como la sandía, el melón, la pera, las cerezas y las naranjas), el 85% de la composición es agua. Es sabido, pero resulta imprescindible repetirlo: hay que beber agua -más aún cuando hace calor-; los zumos, por muy naturales que sean, son aportes extra a esa cantidad.

2. El brócoli. La familia de las coles, y en especial el brócoli, es rica en antioxidantes, sobre todo los derivados de las vitaminas C y E. La vitamina C produce colágeno y mantiene la piel sana y flexible, mientras que la vitamina E protege las membranas celulares de la piel y defiende contra el daño por radiación de rayos UVA. Las opciones culinarias que ofrece el brócoli son muy amplias: en crema, como aderezo, como ingrediente original en una pizza, incluso en sopa.

3. Las avellanas. Estos frutos secos son una de las mejores fuentes alimenticias de vitamina E, que nutre la piel y la protege del sol. Al ser unos alimentos tan densos en nutrientes y en energía, un puñado diario (unos 25 gramos) son suficientes para proveerse de sus beneficios de manera equilibrada. Su presencia en la dieta puede darse en forma de almendras enteras como aperitivo, al agregarlas a las ensaladas y al yogur, saltearlas u hornearlas para conservarlas y utilizarlas para cubrir un plato de pescado, pollo, o incluso arroz o pasta. Las avellanas troceadas o molidas se pueden añadir a las cremas de cereales o al arroz con leche del desayuno.

4. Las zanahorias. Las zanahorias destacan sobre el resto de hortalizas por su riqueza en beta-caroteno, el antioxidante que se convierte en vitamina A dentro del cuerpo. Este compuesto ayuda a reparar los tejidos y, al tiempo que contribuye a tomar los rayos buenos del sol, protege a la piel de los dañinos. De hecho, la investigación más avanzada avala el uso de complementos dietéticos a base de beta-caroteno como apoyo a la protección solar frente a las quemaduras. Las zanahorias crudas, en ensaladas o con una salsa baja en calorías, proporcionan mordiscos dulces. Y es curioso, pero las zanahorias cocidas aportan aún más beta-caroteno que las crudas y un sabor dulce más intenso. Estas hortalizas de color naranja pueden ser un bocado muy apetitoso convertidas en bolitas con coco y piñones.

5. Las semillas de calabaza. Si bien la carne de calabaza es una fuente de beta-caroteno parecida a la zanahoria, también sus semillas son amigas de la belleza de la piel. Su riqueza en zinc las convierte en una protección de las membranas celulares que ayudan a mantener el colágeno y promueve la renovación de la piel. Como con las avellanas, las pipas de calabaza adornan e incluso enriquecen platos, como a una crema de calabacín o las ensaladas frías y templadas.

6. Pescado azul de temporada: verdel, anchoas, sardinas, bonito y atún. A pesar de la precaución que hay que tener con los metales pesados presentes en los pescados azules, sus beneficios superan los riesgos. Es más favorable optar por los más pequeños, como las anchoas, las sardinas, el verdel y el chicharro. Contienen altos niveles de grasas omega-3, que permiten una mayor permeabilidad de las membranas y, en consecuencia, un mejor funcionamiento celular. Estos nutrientes, por su carácter antiinflamatorio, también pueden ayudar a aliviar la inflamación en la piel. Para lograr estos efectos es imprescindible evitar las frituras y optar por preparaciones más ligeras, como el estofado, la plancha o el papillote.

7. Cereales integrales. Otro antioxidante fundamental para la piel es el selenio, un mineral que se encuentra en los cereales integrales y, por tanto, en las harinas que se procesan como pan y pasta, y el arroz integral. El selenio ayuda a proteger la piel contra los daños del medio ambiente y promueve su elasticidad y su salud general. Sin embargo, hay que tener precaución. Los suplementos de selenio, sobre todo de manera industrial, en dosis altas se han relacionado con problemas de salud, por lo que siempre es mejor obtener su beneficio de manera natural en los alimentos cotidianos.

8. Frutas tropicales, en verano. La naturaleza es muy sabia, y allá donde el sol es más intenso crecen las frutas más ricas en vitamina C y antioxidantes. Las frutas tropicales superan con creces el contenido en vitamina C y antioxidantes al resto, tal es el caso de la guayaba, la papaya y el mango (estas dos últimas también abundantes en beta-caroteno, poderoso antioxidante que potencia la reposición de las reservas celulares de la piel). No en vano, la vitamina C colabora para que el cuerpo produzca colágeno, el componente por excelencia que ayuda a mantener la piel firme y elástica. Todas estas frutas son muy ricas en agua lo que les hace ser perfectas para zumos, pero sus propiedades se potencian si se consumen a trozos.

 

No basta con el exceso uso de cremas protectoras o hidratantes para cuidar nuestra piel, órgano más grande de nuestro cuerpo. La dermatología también aconseja que se combine estos productos con una alimentación que prevenga el efecto oxidante del sol de verano. Para mantener una buena salud de la piel, incluso de las uñas y del pelo, es recomendado elegir alimentos antioxidantes como el agua, brocolo, avellanas y también adoptar técnicas de conservación de las vitaminas, sales minerales y ácidos grasos esenciales.

La gastroenteritis y su dieta

Es importante y necesario adecuar la dieta y líquidos cuando se sufre de una infección gastrointestinal, también llamada comúnmente gastroenteritis. Los síntomas comunes de esta infección es náuseas repentinas, ganas de vomitar y diarrea, acompañadas a veces de molestias estomacales, debilidad y malestar general y fiebre. Lo fundamental para una pronta recuperación es reposo, ayuno y abundante líquido aunque no siempre es la solución si la infección es más grave y precisa de un tratamiento médico.

Reposo y dieta líquida

El reposo y una dieta líquida son las claves para que una gastroenteritis, que incluye el conocido como «síndrome de las 24 horas», remita. A menudo, no es necesario tomar medicamentos para superar la infección, salvo un analgésico si el dolor de cabeza es intenso y persiste o si sube la fiebre.

Primer paso: dieta líquida. Conviene beber abundante líquido para ayudar a eliminar los gérmenes del cuerpo y, al mismo tiempo, prevenir la deshidratación. El agua con limón (hay a quien le resulta más agradable que el agua sola), las infusiones digestivas o relajantes (manzanilla, hinojo, melisa, tila o hierbaluisa), los zumos de fruta sin pulpa, el suero oral o las bebidas isotónicas comerciales son opciones distintas para beber abundantes líquidos a lo largo del día. Si las náuseas y las molestias digestivas persisten, ayuda tomar pequeños sorbos de refresco de cola sin gas.

Yogur con bifidobacterias. A medida que los vómitos o la diarrea cesan, se inicia la alimentación sólida con leches fermentadas desnatadas con bifidobacterias. Los líquidos y los yogures y similares serán la base de la dieta durante las primeras 12-24 horas. Es probable que pasado un día no se tengan molestias digestivas, aunque siga la inapetencia. No pasa nada, no hay que forzar al cuerpo. La falta pasajera de apetito no supone ningún trastorno mayor para el cuerpo que la propia desgana y debilidad. En general, en dos o tres días se vuelve a la normalidad. Cuando cesen los síntomas, no hay más norma dietética que dejarse llevar por el sentido común y por lo que pide el cuerpo, que con toda seguridad serán comidas livianas, sin condimentos, suaves y en pequeña cantidad.

Dieta astringente y sin fibra

En el periodo agudo, tras la pausa de reposo digestivo (ayuno), la característica de la dieta es la introducción progresiva de alimentos de carácter astringente y sin residuo (sin fibra), con el fin de normalizar el funcionamiento intestinal.

Cuando la evolución es favorable, hay que recuperar una alimentación normal. Se inicia la dieta con alimentos secos que necesiten buena masticación, como biscotes o pan tostado, tortas de arroz, arroz blanco, patata y zanahoria cocidos, jamón cocido, tortilla bien cuajada, pechuga de pollo hervida o a la plancha, pescado blanco (merluza, pescadilla, bacalao, perca o gallo) y pequeñas porciones de fruta fresca bien madura, como la pera o el plátano.

Alimentos con propiedades astringentes

Los taninos son unos compuestos presentes en algunas plantas y frutos, con propiedades antiinflamatorias y astringentes. La particularidad de su acción es que secan y desinflaman la mucosa intestinal (capa que tapiza el interior del conducto digestivo), por lo que su consumo resulta apropiado en el tratamiento de la diarrea.

La manzana es, junto con el membrillo, una fruta que destaca por su contenido en taninos. Si se come cruda y con piel, es útil para tratar el estreñimiento, al aprovechar su riqueza en fibra insoluble presente en la piel, que activa los movimientos intestinales. La manzana pelada, rallada y oscurecida tiene el efecto contrario, es útil en caso de diarrea por la presencia de los taninos que se forman al oscurecerse la pulpa.

El membrillo y el níspero, además de taninos, contienen pectina, un tipo de fibra soluble también presente en las manzanas. La fibra soluble retiene agua y la mezcla da como resultado una especie de gel, que hace que el ritmo intestinal sea más lento, lo que redunda en una mejoría en caso de diarrea.

MENÚ PARA LA GASTROENTERITIS

La leche, los alimentos con fibra (ensaladas, frutas con piel, verduras flatulentas, legumbres o cereales integrales) y los alimentos o los platos con más grasa o más condimentados se reservan para más adelante.

El siguiente es un tipo de menú para recuperarse de una gastroenteritis:

– Desayuno: uno o dos yogures desnatados con bifidobacterias y un té reposado (mínimo 3 minutos). Compota de manzana o manzana asada.

– Almuerzo: pan tostado untado con membrillo, abundante líquido (infusión, agua, bebida isotónica).

– Comida: arroz blanco con calabaza, zanahoria y cebolla. Pechuga de pollo a la plancha con limón. Pan tostado e infusión digestiva.

– Merienda: pan tostado con plátano. Yogur con bifidobacterias.

– Cena: sopa de sémola con zanahoria y puerro. Tortilla de jamón york. Pan tostado e infusión digestiva.

 

Por lo tanto, la dieta para una mejor y rápida recuperación de la gastroenteritis es una dieta astringente y sin fibra, acompañada de una buena hidratación con la ingesta de bebidas isotónicas o de suero oral, aliviando así los síntomas.

¿Cómo sacar el máximo partido a las Rebajas de Invierno?

Se acercan el final de las fiestas y con ello, empiezan las primeras rebajas de invierno. Todo el mundo aprovecha esta época para permitirse esos caprichos que no puedo antes o en la fiestas. Pero no hay que comprar impulsivamente, y saber sacarle provecho, saber que se necesita realmente.

Hace unos años, la época oficial y legal de las rebajas de invierno eran del 6 de enero al 6 de marzo. Pero, desde 2013, se permitió a los comerciantes una libertad de poner cuando ellos quisieran y las promociones que quisieran en sus periodos de rebajas. Convertida ya en una costumbre, las rebajas de invierno siguen siendo un clásico por tener los mejores descuentos. ¿Cómo saber qué y cuánto comprar ante la tentación de tantas compras compulsivas?

Cómo aprovechar las rebajas

Mañana, 7 de enero, comienzan las rebajas en casi toda España. Aunque en algunas ciudades ya han empezado, el pistoletazo de salida se produce un día después de que Sus Majestades de Oriente hayan pasado ya por todas las casas, donde, incluso para los más mayores, quizás hayan dejado dinero para gastar en la primera temporada de descuentos del año.

Antes de lanzarse a la calle en busca del bolso, las botas o el abrigo deseados, hay que saber con precisión qué necesita cada miembro de la familia, qué será realmente útil y en qué se gastará cada céntimo. Así como se planean las compras de Reyes o los menús navideños para no salirse del presupuesto marcado, lo mismo debe hacerse durante las rebajas.

Conviene, pues, hacer adquisiciones meditadas y que sirvan para varias temporadas. La talla desempeña también un papel fundamental. Si se tiene una talla estándar, no se puede esperar mucho, ya que las prendas se agotarán. En cambio, las personas muy delgadas, o con números de pie que se salen de los más corrientes, pueden esperar más y hacerse con muy buenos artículos a precios mínimos.

También conviene tener en cuenta que, ya que habrá que padecer colas interminables en probadores y cajas, lo mejor es no ir los primeros días (hay más variedad y todas las tallas, eso sí) y acudir a los establecimientos comerciales entre semana, ya que estarán menos llenos que durante el fin de semana. Por supuesto, se vaya en las jornadas de descanso o entre semana, conviene no abusar de la tarjeta de crédito en estos días y pagar lo más posible en efectivo, ya que el gasto que se hace es más «visible».

Consejos de siempre para no tener problemas en rebajas

Además de aplicar la inteligencia y la moderación al salir de rebajas, conviene no olvidar los ya conocidos consejos para que los derechos como consumidor permanezcan inalterados durante este periodo de precios bajos. Así, hay que tener muy claro que:

  • La calidad debe ser la misma:

Hay que revisar bien la ropa, zapatos, electrodomésticos, muebles… que se compren, ya que en rebajas el artículo debe tener la misma calidad a menor precio. Si se venden taras, debe estar especificado, igual que si son saldos o liquidaciones.

  • La garantía es idéntica:

Como la calidad, las garantías no disminuyen al unísono del precio, sino que se mantienen intactas.

  • Las etiquetas deben marcar el precio rebajado y el anterior:

El etiquetado tiene que ser el mismo que el que llevan los productos que no están rebajados.

  • Si no se admiten cambios o devoluciones, la tienda debe avisarlo:

Antes de comprar algo, hay que saber si se puede cambiar algún producto y cuánto tiempo se tiene para hacerlo. Además, nunca hay que salir de un establecimiento sin conocer su política de devoluciones.

  • Hay que guardar los tickets:

Es un consejo obvio, pero a menudo los tickets se pierden entre la marea de papeles de la cartera. Como es la única prueba de haber comprado un producto en una tienda concreta, hay que cuidarlo y llevarlo -sin deteriorar- siempre que se desee reclamar, cambiar o devolver un artículo.

  • La publicidad es un contrato:

Los precios deben ser los que aparecen en los folletos o campañas publicitarias y durante todo el periodo para el que se anunciaban. Si el establecimiento no lo cumple, se puede denunciar.

  • Nunca hay que tener miedo a reclamar:

Muchas personas creen que no sirve para nada y, tras la rabia inicial, se olvidan de reclamar. Si se está disconforme, hay que solicitar la hoja de reclamaciones, rellenarla y, después, entregarla en la OMIC (Oficina Municipal de Información al Consumidor) de la ciudad o en alguna asociación de consumidores.

 

Según el calendario oficial de rebajas, hay que saber aprovechar al máximo las rebajas con el dinero de las estrenas de Navidad y Reyes. Comprar de forma moderada y pensada. Conocer los derechos del consumidor puede también ayudar a sacarle máximo partido a esta época de promociones.