La seguridad en los alimentos: ¿cómo hemos evolucionado?
La seguridad alimentaria es una cuestión cada vez más recurrente. Cuando empezamos a descubrir que lo que pensábamos estar comiendo en realidad no lo es, tenemos un problemón.
Y es que hoy en día ya no podemos fiarnos de nadie en cuanto a seguridad alimentaria, salvo de nosotros mismos. ¿Quién se va a preocupar más que nosotros por nuestra alimentación? En una época en la que la comida rápida reina por encima de todo, te damos las claves de los avances que se han hecho en cuanto a seguridad alimentaria.
La seguridad de los alimentos es una prioridad para los países desarrollados. Los principales factores de enfoque para la tecnología de los alimentos es la salud del consumidor mediante la elaboración de alimentos seguros y una dieta saludable, en definitiva, alimentos seguros, nutritivos y económicamente asequibles. La política de la Unión Europea en cuanto a la seguridad alimentaria ha evolucionado, sobre todo, en estos últimos diez años. Se han destinado más medios para la investigación y la innovación, se han desarrollado mejores técnicas que aseguran la seguridad de los alimentos, se han diseñado nuevos procesados y se ha economizado energía, agua y dinero. En 2012, cuando la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) celebró su décimo aniversario, se evaluaron todos los cambios realizados, así como los avances en gestión del riesgo y su evaluación. Europa goza de unas excelentes redes de intercambio de información que hacen posible una buena y rápida coordinación frente a cualquier clase de emergencia.
Pesticidas
En los últimos años, las cantidades de pesticidas autorizados han sufrido algunas variaciones. Con el apoyo de nuevos estudios, se han verificado los límites de seguridad para el consumidor. En la UE no se pueden utilizar pesticidas sin antes verificar que no existen riesgos para el consumidor o deben tener unos niveles máximos autorizados que garanticen su seguridad. Los plaguicidas se encuentran sobre todo en frutas y verduras, aunque pueden encontrarse residuos en cereales, carne, leche y huevos. En frutas y verduras está demostrado que lavarlas bajo el agua antes de su consumo reduce de forma significativa los restos de posibles plaguicidas.
Aditivos alimentarios
La función de los aditivos alimentarios es muy variada. Algunos se usan para la conservación de los alimentos y evitar la proliferación de patógenos, pero los hay que se utilizan para mejorar el aspecto final de los alimentos. Existen los aditivos naturales y los artificiales. Estos últimos son los más polémicos. La EFSA ha dictado unas exigentes normas para los aditivos químicos en cuanto a su pureza y composición. Los aditivos deben responder a unos parámetros de seguridad que garanticen su inocuidad. Además, para la admisión a la lista de aditivos admitidos de la UE, los investigadores deben verificar que las sustancias químicas responden a las exigencias de la UE, que son inocuos en sí mismos y con los alimentos que acompañan.
Bienestar animal
Este aspecto de manera progresiva. Las normas dictadas por la UE sobre el bienestar de los animales no se aplican de forma completa en algunos Estados ya que implican costes adicionales para el productor. La UE ha puesto en marcha nuevas medidas de carácter obligatorio a la vez que facilita instrumentos a los productores para compensar los elevados costes de producción y permite periodos transitorios para al implantación de la normativa con el fin de facilitar los cambios estructurales que en ocasiones supone. Según la Directiva 98/57/CE, «todos los animales deberán tener acceso a los alimentos a intervalos adecuados a sus necesidades fisiológicas». En el transcurso de este año 2013 se prevé aplicar normativas que regulen el sacrificio animal, la carga y el transporte de animales, su espacio en las granjas y la prevención de la superproducción.
Organismos modificados genéticamente
Los OMG son uno de los principales avances en seguridad alimentaria. Los más comercializados son las especies vegetales de cultivo como el maíz y la soja. Para poder comercializar este tipo de alimentos, la UE ha puesto en marcha una serie de requisitos, como la realización de un proceso de evaluación de su seguridad que lleva a cabo la misma Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria Este tipo de alimentos pretenden ser una buena herramienta para el futuro ya que se puede modificar su genética y mejorar su crecimiento, su resistencia al medio, evitar plagas y, por ende, evitar el uso de plaguicidas o sustancias químicas.
El sistema de alimentación ha ido evolucionando durante las última décadas, mejorando las técnicas destinadas a garantizar esa seguridad. Los consumidores nos hemos vuelto cada vez más exigentes y por consecuente, la legislación se ha modificado, haciendo que las productoras de alimentos ofrezcan mejores productos. Sin embargo, a nivel científico se debería mejorar la información que tiene el consumidor sobre lo que realmente está comiendo: conocer los procesos de elaboración paso a paso. En un futuro, los consumidores esperan una mejora en la seguridad de los alimentos pero sobre todo, una mayor oferta de productos en el mercado.