El bienestar de los niños en España: el impacto de la crisis
Los niños son los que tienen menos responsabilidad de las crisis económica, ninguna. Sin embargo, son los que más están sufriendo sus consecuencias, a pesar de no ser un grupo tan visible como otros que aparecen en los medios de comunicación.
El estudio, Bienestar de los Niños en Países Desarrollados, publicado por UNICEF, sitúa a España en el puesto número 19 dentro de una clasificación de 29 países. Al comienzo de los 2000, España se situaba en el puesto número 13 de entre 21 países. Este descenso en la clasificación desde el comienzo de la pasada década hasta el día de hoy es el más acusado del conjunto.
La filial española de UNICEF ha estimado más de 2.2 millones de niños españoles viven por debajo del umbral de la pobreza. El informe reportaba la existencia hasta 760.000 hogares con niños en los cuales ningún miembro de la familia cuenta con un trabajo. Incluso, en casos extremos, los padres han sacado a los niños del colegio.
La Cruz Roja en Cataluña informa que, este año, siete de cada diez familias que acudieron a sus programas de lucha contra la pobreza no podían garantizar la alimentación de sus hijos y que el 63% vivía en condiciones de miseria con unos ingresos familiares inferiores a los 566 euros mensuales. Estos datos tienen especial relevancia si tenemos en cuenta que Cataluña se encuentra entre las regiones económicamente más ricas y dinámicas de todo el conjunto español.
Cada vez mayor número de familias en España no puede sufragar el coste de los menús escolares (que no son gratuitos en todas las escuelas públicas), y preparan para sus hijos fiambreras a la hora de comer. Otros muchos niños acuden sin desayunar al colegio y son, en muchos casos, los profesores quienes tienen que involucrarse en su alimentación. Algunos alumnos sufren incluso desmayos.
Las medidas de austeridad, afectan directamente a servicios esenciales para el bienestar infantil, tales como los servicios sociales y los sistemas públicos de sanidad y educación. De acuerdo con UNICEF, el Gobierno destinaun 0.7% del PIB a prestar ayuda a las familias frente a la media Europea que se sitúa en el 3%.
El impacto de la crisis en España ha sido especialmente acusado entre los inmigrantes. Su tasa de desempleo es superior al 30%, un 5% superior en comparación con la media nacional del 25%; y más de 200.000 han regresado ya a sus países de origen, causando el primer descenso en la población española desde el año 1996.
El informe de UNICEF evalúa no solo el bienestar infantil en términos de condiciones materiales, sino también en términos de salud y seguridad, educación, conductas de riesgo (como el consumo temprano de sustancias como el alcohol) y sus entornos sociales o familiares.
El estudio de UNICEF utiliza también el término “bienestar percibido”, que hace referencia a la respuesta que dan los niños cuando son preguntados directamente por su satisfacción en una escala de 1 a 10 (en la cual o representa “la peor vida posible” y 10 “la mejor vida posible).
Holanda encabeza esta clasificación con un 95% de niños que dicen sentirse satisfechos con su vida, mientras que España ocupa la 3ª posición, con un 90%. Mientras que Holanda encabeza ambas clasificaciones de bienestar, -la basada en criterios objetivos y la basada en criterios subjetivos-, España se sitúa en la 19ª posición en un caso y en la 3ª en otro, lo que representa la diferencia más llamativa de entre todos los países, seguido de Alemania, 6º en criterios objetivos y 22ª en parámetros subjetivos.
UNICEF señala que la percepción subjetiva de los niños está íntimamente ligada con sus relaciones personales, especialmente con la familia y su entorno cercano; y España es un país en el cual la red de apoyo familiar ha ayudado a mantener a muchos hogares a flote durante la crisis.
Sin embargo, no todos los niños cuentan con esta suerte. Niños huérfanos o con familias desestructuradas salen adelante con la ayuda de proyectos como los de Aldeas Infantiles que ya cuenta con 8 hogares de acogida en nuestro país. Esta ONG dedica sus esfuerzos a apoyar a las familias en situación de riesgo, para que atiendan a sus hijos del mejor modo posible, así como a acoger y acompañar en su crecimiento a los niños que provienen de familias desestructuradas, para que crezcan seguros y respetados, desarrollando todo su potencial. Si queremos colaborar con proyectos de esta índole se puede hacer a través de portales como Ayudae, que pone a disposición de los interesados todas las facilidades para participar a través de formularios como este http://www.ayudae.com/aldeas-infantiles/. Bien es cierto, que la lucha contra la pobreza infantil es en primer lugar una responsabilidad y un mandato hacia hace los poderes públicos, pero dada la situación actual, con un Estado casi en la misma situación de bancarrota que muchas familias, es más importante que aquellos que pueden hacerlo colaboren con los que están sufriendo la cara más amarga de la crisis, los niños.