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¿Cada cuánto se baña un recién nacido? Descubre la frecuencia ideal
Bañar a un recién nacido no es como lavar un coche: no hay que pasarse con la frecuencia ni dejarlo brillar demasiado. Los expertos recomiendan bañar al bebé dos o tres veces por semana durante los primeros meses. ¿Por qué tan poco? Pues porque su piel es más fina que un papel de seda y se seca con la facilidad de un bizcocho al sol. Además, los bebés no sudan como adultos ni se ensucian corriendo maratones, así que no necesitan un chapuzón diario.
Entre baño y baño, puedes mantener a tu pequeño fresco con un lavado de carita, cuello y zona del pañal. Esto evita irritaciones y mantiene la higiene sin necesidad de sumergirlo en agua cada día. Eso sí, si tu bebé adora el agua y se relaja en la bañera, no hay problema en bañarlo más seguido, siempre que uses productos suaves y no lo dejes en remojo como si fuera una prenda delicada.
La temperatura del agua es clave: debe estar tibia, como un abrazo reconfortante. Y el tiempo del baño no debe superar los 10 minutos, porque aunque parezca una fiesta acuática, la piel del bebé puede resentirse. Usa jabones sin fragancia y sin químicos agresivos, porque su piel es más sensible que un poeta en un concurso de slam.
Preguntas que te harán sentir como un experto en baños de bebés
- ¿Puedo bañar a mi bebé todos los días si hace calor? No es necesario. Un lavado rápido con una esponja húmeda es suficiente para refrescarlo sin dañar su piel.
- ¿Qué hago si mi bebé llora durante el baño? Prueba a cantarle, hablarle suavemente o cambiar la temperatura del agua. A veces, solo necesitan sentirse seguros.
- ¿Es mejor bañar al bebé por la mañana o por la noche? Depende de su rutina. Algunos bebés se relajan antes de dormir, mientras que otros prefieren empezar el día con energía.
Consejos esenciales para bañar a un recién nacido de manera segura
Bañar a un recién nacido es como intentar sostener un jabón resbaladizo, pero con más ternura y menos riesgo de que salga volando. La temperatura del agua es clave: debe estar tibia, no caliente ni fría. Usa el codo o un termómetro para comprobarla, porque los bebés no vienen con un manual que diga «esto está demasiado caliente, mamá». La bañera debe tener solo unos centímetros de agua, suficiente para cubrir sus piernas pero sin que parezca una piscina olímpica en miniatura.
La elección del jabón es otro punto crucial. Opta por productos suaves, sin fragancias fuertes ni químicos agresivos. Los bebés no necesitan oler a lavanda de la Provenza, solo necesitan estar limpios y cómodos. Asegúrate de sostener al pequeño con firmeza, pero sin apretar demasiado. Una mano en la espalda y otra en la cabeza es la técnica clásica para evitar que se resbale o se asuste. Y sí, los bebés pueden asustarse hasta con su propio reflejo en el agua.
El secado es tan importante como el baño. Usa una toalla suave y seca, preferiblemente con capucha para envolver al bebé como un pequeño burrito. No frotes la piel, simplemente presiona ligeramente para absorber el agua. La piel de un recién nacido es más delicada que un papel de seda, así que trata de no exagerar con los movimientos. Y no te olvides de secar bien los pliegues de la piel, porque la humedad en esas zonas puede causar irritaciones.
¿Tienes dudas? Aquí las resolvemos con estilo
¿Con qué frecuencia debo bañar a mi recién nacido?
No es necesario bañarlo todos los días. Tres veces por semana es más que suficiente, a menos que haya un derrame catastrófico de puré de zanahoria.
¿Puedo usar esponjas o manoplas?
Sí, pero asegúrate de que sean suaves y específicas para bebés. Nada de esponjas abrasivas que parecen sacadas de un taller de carpintería.
¿Qué hago si mi bebé llora durante el baño?
Mantén la calma y habla con voz suave. A veces, el llanto es solo una forma de decir «esto es nuevo y me da un poco de miedo». Con el tiempo, el baño puede convertirse en un momento de relax y diversión.