¿Es violento el ser humano por naturaleza ?
Las noticias y experiencias sobre violencia nos acompañan durante toda la vida. Hasta un punto en el que no nos extraña, pero sigue importándonos. Aunque muchos atribuyen este clima a las nuevas tecnologías o a las exigencias del mundo actual, se han realizado estudios que aseguran que el ser humano es agresivo por naturaleza, aunque sus niveles de violencia pueden ser controlados con el aprendizaje adecuado.
La agresividad es una tendencia biológica que forma parte del instinto de supervivencia y que compartimos con el resto de los animales, pero a diferencia de éstos, los humanos también experimentamos la violencia, una suerte de agresividad consciente que se relaciona con el poder creativo.
El hombre sabe que siendo agresivo puede llegar a conseguir determinados objetivos, indicó David Bueno, experto en genética del desarrollo y neurociencia, y apela a su imaginación y capacidad de relacionamiento para lograrlo.
Sin embargo, existen formas prácticas de canalizar la violencia que naturalmente nos invade y evitar así cualquier tipo de problema. Bueno pone el ejemplo de los partidos de fútbol u otros espectáculos deportivos en los que tanto los jugadores como los hinchas experimentan una descarga de hormonas idéntica a la que se produce cuando se gana cualquier batalla física.
A esto se le llama “combate ritualizado” y sirve para regular los grados de violencia que tenemos dentro de nosotros. Al descargarse a través de gritos y cánticos colectivos, el hincha de un equipo libera tensiones y erradica las ganas de practicar la violencia en otros contextos.
No obstante, el experto aclara que tampoco es bueno incurrir en los excesos y todo fanatismo debe ser moderado para que no nos afecte a nivel psicológico transformándose en una obsesión.
Por otra parte, el estrés laboral también puede ser un factor que nos torne más agresivos, ya que hace que se reduzca el nivel de eficiencia de la corteza cerebral, lo que nos impide llevar a cabo procesos cognitivos más complejos como la toma de decisiones meditadas para evitar reacciones impulsivas.
Así que lejos estamos de las atribuciones actuales de que en otros tiempos no era así, pues al contrario, es un rasgo evolutivo que se ha conservado en nuestro código genético. En resumen, hemos visto que el ser humano es efectivamente violento por naturaleza, pero que aprende, unas veces mejor que otras, a rebajarla o canalizarla de forma más pacífica, evitando daños.