Foto extraida del video de Youtube
Salsa de pimientos del piquillo sin nata: ligera y deliciosa
La salsa de pimientos del piquillo sin nata es como ese amigo que siempre llega con buenas vibras y sin complicaciones. Perfecta para quienes buscan un toque gourmet sin la pesadez de los lácteos, esta salsa es un despliegue de sabor que no necesita de la nata para brillar. Los pimientos del piquillo, con su dulzor natural y su textura sedosa, se convierten en el protagonista absoluto, acompañados de un toque de ajo, aceite de oliva y un chorrito de vinagre para darle ese punto de frescura que te hará chasquear los dedos.
Prepararla es tan sencillo como poner música y bailar en la cocina. Solo necesitas triturar los pimientos asados con un poco de ajo, aceite y especias al gusto. Si quieres un resultado más suave, puedes pasarla por un colador fino para eliminar cualquier rastro de piel. El resultado es una salsa versátil que puede acompañar desde unas humildes patatas asadas hasta un elegante pescado al horno. Además, al prescindir de la nata, es ideal para quienes siguen una dieta más ligera o tienen intolerancias a los lácteos.
Lo mejor de esta salsa es que no solo es saludable, sino que también es un salvavidas en la cocina. ¿Tienes invitados y no sabes qué ponerles? Esta salsa es tu aliada. ¿Quieres darle un toque especial a un plato aburrido? Ahí está ella, lista para rescatarte. Y lo mejor de todo: puedes prepararla con antelación y guardarla en la nevera, porque sabe incluso mejor al día siguiente. Es como esa receta que nunca falla y que siempre deja a todos con ganas de repetir.
¿Tienes dudas? Aquí te las resolvemos con estilo
¿Se puede congelar la salsa de pimientos del piquillo sin nata?
¡Claro que sí! Esta salsa es tan amigable que aguanta perfectamente en el congelador. Solo asegúrate de guardarla en un recipiente hermético y descongelarla en la nevera cuando la vayas a usar.
¿Qué platos combinan mejor con esta salsa? Desde unas simples tostadas hasta un pollo asado, esta salsa se lleva bien con casi todo. También es ideal para acompañar verduras a la plancha o incluso para darle un toque especial a una pasta.
¿Puedo añadirle otros ingredientes? ¡Por supuesto! Si te sientes creativo, puedes agregar un poco de tomate triturado, cebolla caramelizada o incluso unas gotas de limón para darle un toque cítrico. La cocina es tu lienzo, ¡pinta como quieras!
Receta fácil de salsa de pimientos del piquillo sin nata
¿Te has preguntado cómo convertir unos simples pimientos del piquillo en una salsa que haga llorar de emoción a tus papilas gustativas? Pues aquí tienes la respuesta, y lo mejor de todo: sin nata. Sí, has leído bien. Esta receta es tan ligera que hasta las calorías se toman un descanso. Lo único que necesitas son pimientos del piquillo, ajo, aceite de oliva virgen extra (porque lo barato sale caro) y un toque de sal. Si quieres darle un giro gourmet, añade una pizca de pimentón dulce. El resultado es una salsa sedosa, vibrante y con un sabor que te hará pensar en el Mediterráneo sin necesidad de subirte a un avión.
Para prepararla, solo tienes que sofreír un par de dientes de ajo en aceite de oliva hasta que estén dorados (pero no quemados, que eso no lo perdona ni el chef más comprensivo). Luego, añade los pimientos del piquillo escurridos y déjalos cocinar a fuego lento durante unos minutos. Después, tritura todo con una batidora hasta obtener una textura suave. Si te gusta más espesa, puedes reducirla un poco más en la sartén. Y voilà, tienes una salsa que combina con todo: desde unas patatas bravas hasta un buen trozo de pescado a la plancha.
¿Qué hacer si la salsa queda demasiado líquida?
Si tu salsa parece más un caldo que una salsa, no te preocupes. Simplemente déjala reducir a fuego lento un poco más. Si el tiempo apremia, añade una cucharadita de maicena disuelta en agua fría y remueve hasta que espese. Eso sí, sin pasarse, que no queremos convertirla en una especie de pegamento culinario.
¿Se puede congelar esta salsa?
¡Claro que sí! Esta salsa es tan versátil que hasta se lleva bien con el congelador. Guárdala en un recipiente hermético y te durará hasta tres meses. Cuando la necesites, descongélala en la nevera y caliéntala a fuego lento, removiendo de vez en cuando para que recupere su textura original.
¿Qué platos combinan mejor con esta salsa?
Esta salsa es como ese amigo que se lleva bien con todo. Pruébala con carnes a la parrilla, pescados, huevos, arroces o incluso como base para una pizza. Si eres de los que se atreve con todo, úsala como dip para unas verduras crudas o unas tostadas. La imaginación es el límite, y esta salsa no te va a defraudar.